Herrería Capobianco

La familia detrás del hierro

Herrería Capobianco es un emprendimiento familiar que nació en un momento de crisis y se transformó en un proyecto lleno de amor, trabajo y creatividad. Detrás de cada fogón, cocina y barra hay tres personas:

• José — 52 años, herrero con más de 30 años de oficio.
• Karina — 50 años, quien se encarga de la pintura.
• Ana — 28 años, hija de Karina y de José, responsable de las redes y la comunicación.

Nuestro apellido, el poder dar a conocer quiénes somos.

El nombre del emprendimiento es también una forma de poner el apellido sobre la mesa y mostrar con orgullo el trabajo que hacen juntos.

De la crisis al emprendimiento

La historia de Herrería Capobianco comienza en pleno COVID. José trabajaba desde hacía 30 años en la misma herrería cuando la empresa quebró y tuvo que cerrar. Fue un golpe muy grande, sobre todo siendo el sustento económico de la familia.

Fue entonces cuando Ana le propuso invertir y trabajar juntos en crear productos propios. Al principio no sabían por dónde empezar, hasta que apareció el pedido de su abuelo: una cocina para cocinar al aire libre y ahorrar gas.

De esa primera cocina nace la cocina rocket, el primer producto en venta, que tuvo una recepción masiva en Facebook. Después llegaron los leñeros y los fogones, que hoy son el producto estrella.

Queremos que cuando alguien lo vea sepa que es nuestro, incluso nosotros, poder identificar lo que hacemos con tanto amor.

Con el tiempo, se sumó Karina con toda la parte de pintura y el taller se consolidó como un proyecto familiar.

Productos y materiales

En Herrería Capobianco trabajan con:

• Hierros.
• Pinturas antióxido.
• Maderas para artículos como barras.

Cada nuevo producto se piensa desde todos los ángulos:

Antes de crear un producto pensamos en todo, qué tan rentable es, el uso que se le puede dar (la idea es adaptar productos que se puedan usar todo el año), el modo de uso, pensar como cliente, qué cosas 'locas' le agregaría o sacaría.

Buscan que sus productos no solo sean funcionales, sino también accesibles para personas de todo el país.

Queremos que cualquier persona de este país tenga acceso a nuestros productos, que no lo vean como algo inalcanzable y que sientan el amor y el valor que le ponemos.

Cada varilla, cada detalle, se moldea a mano, con dedicación y oficio.

Fogones que reúnen historias

El producto que más orgullo les da son los fogones. Con el tiempo, se han convertido en parte de momentos muy importantes en la vida de muchas personas.

Nos encontramos con cientos de fotos por año de nuestros fogones en momentos realmente muy importantes en las vidas de otros (casamientos, cumpleaños, o simplemente una juntada de martes improvisada). Eso da orgullo.

Los fogones Capobianco no son solo objetos: son puntos de encuentro, alrededor de los cuales se comparten comidas, charlas y recuerdos.

Crear desde Canelones

Herrería Capobianco está en Colonia Nicolich, Canelones, bastante alejado de lo más céntrico. Eso significa que la llegada al público es, en un 95%, a través de redes sociales.

Encontrar un espacio en un entorno donde no siempre hay oportunidades es uno de los grandes desafíos. Además, sienten que el rubro es muy competitivo, muchas veces innecesariamente, porque cada producto tiene su personalidad.

No, siento que es un rubro muy competitivo (innecesariamente ya que cada producto tiene su personalidad).

A pesar de eso, la familia se ha mantenido unida incluso en los peores meses, sosteniendo el taller y el proyecto en conjunto.

Sueños para el taller

Para la familia Capobianco, formar parte de DeAcá es una nueva oportunidad y un desafío: llegar a más personas, alcanzar nuevo público y seguir elevando el nivel de lo que hacen.

Es un nuevo oportunidad, un nuevo desafío como emprendimiento, que más personas nos vean y alcanzar más público.

Hoy ya tienen un pequeño showroom, pero sueñan con algún día tener un gran local comercial donde mostrar todos sus productos. Mientras tanto, siguen con muchos proyectos “en el horno” y, como dicen ellos mismos, siempre van por más.